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Veracruz y Yanga: cuna de la independencia

January 2, 2024
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La pelea por la libertad ha sido una constante de los pueblos oprimidos. Hoy en día sólo podemos concebir, a través de los testimonios y de las palabras, lo que fue ser un esclavo en los días de la Nueva España.

Lamentablemente, hubo seres humanos que fueron obligados a verse, a sí mismos, como objetos con la única finalidad de trabajar hasta el cansancio y morir sin ceremonia. Generaciones de personas sucumbieron por la avaricia de amos que se creían superiores.

¿Podrías imaginar, humilde lector, la odisea a la que cada esclavo tenía que enfrentarse? Horas interminables bajo el sol, sufrimiento físico, enfermedades, abuso, cansancio, viajes infinitos en barco, familiares perdidos y amores asesinados.

Sin embargo, dicen que la luz emerge cuando la noche está en su punto más oscuro. La definición de independencia tenía que venir de aquel grupo de personas que no la tenían en absoluto. Yanga, un esclavo africano traído al Valle de Orizaba en Veracruz, representa el epítome de la lucha por la libertad. Él es el rayo luminoso que baila en la noche.

La Nueva España

El puerto de Veracruz es un símbolo, no solo por su belleza ni su fortaleza económica sino que, para bien o para mal, ese fue el lugar a donde llegó Hernan Cortés. El territorio mexicano ofrecía valiosos recursos a la corona española por lo que, su conquista, era algo implícito desde el momento en que llegaron a cambiarle el nombre a todo lo que estaba bajo el poder de las culturas prehispánicas.

Después de la victoria en Tenochtitlán, todo empezó a cambiar rápidamente. El comercio marítimo era el sustento de las poderosas economías europeas dada la increíble variedad de nuevos objetos que tenían para comerciar. La fuerza, el miedo y el abuso eran sus armas preferidas.

Durante esta misma época, entre los siglos XVI y XIX, hubo una explosión en torno a la comercialización de esclavos. Los españoles no sólo esclavizaron y se impusieron sobre los pueblos indígenas dentro del territorio mexicano, también importaban esclavos directamente de África.

Veracruz y la esclavitud

Dado que el puerto de Veracruz era de suma importancia en términos de estrategia y comercio, el tráfico de esclavos era algo común. La explotación de recursos requería de todas las manos que se pudieran encontrar, los esclavos eran la herramienta de preferencia para esto.

Tenemos que recordar que muchas de las potencias europeas de la época tenían, de alguna u otra manera, algo que ver con el comercio de esclavos. Esto se debía a que las ganancias eran sustanciales tanto para el que vendía como para el que compraba.

El comprador adquiere un trabajador que no gana absolutamente nada en términos de sueldo y puede trabajar horas eternas sin “quejas”, mientras que el vendedor generaba fuertes sumas de dinero bajo una alta demanda de su “producto”.

Alrededor de 12.5 millones fueron forzadas a salir de su país de origen en África con el fin de volverse esclavos en algún lugar al otro lado del Atlántico. Algunos de ellos arribaron a Veracruz por órdenes de la corona española. Su propósito era el de mano de obra forzada en haciendas azucareras, haciendas cañeras, ranchos, minas, en labores de agricultura y ganadería. 

A pesar de que murieron centenares, el abuso fue la acción que plantó la semilla de la rebeldía, la cual produciría una sensación de independencia pura en aquellas personas sin libertad.

Yanga, la definición de resiliencia

Siempre que hay poder, emerge la resistencia. La mano de obra bajo condiciones inhumanas produjo rebeldía en los corazones de varios esclavos africanos. Muchos de ellos escaparon del yugo de sus captores para esconderse en lugares recónditos en las montañas o en el bosque.

Eran nómadas por naturaleza y deseaban una vida libre a toda costa. Incluso se llegaron a crear comunidades de esclavos fugitivos que atentaban contra el propio poder colonial puesto que asaltaban propiedades españolas y perjudicaban la economía de las haciendas por la falta de mano de obra. España reaccionó con mano de hierro, Yanga fue uno de los pocos que les hizo frente con su gente.

Yanga era un hombre africano que, durante el año de 1579, fue llevado a la fuerza a las lejanas tierras de la Nueva España, en el Valle de Orizaba, Veracruz, para ser precisos. Allí lo único que encontró fue oscuridad, la cual lo orilló a huir y cambiar de entorno.

Rápidamente, Yanga se vio rodeado de compatriotas, fugitivos, esclavos que tuvieron que adoptar un movimiento nómada para esconderse de los españoles. Se volvió el líder de una pequeña resistencia dentro de las montañas. Sobrevivían dañando a los españoles y resistiendo a toda represalia.

Por lo general, las resistencias formadas por esclavos fugitivos eran eliminadas rápidamente por las tropas españolas y aquí radica el distintivo de Yanga como precursor de los ideales independentistas.

Nunca te rindas

Yanga y su grupo se establecieron en palenques a lo largo de las faldas de la Sierra Madre Oriental. Sus magníficos atributos de líder nato le dieron la capacidad de administrar, de manera civil y política, a todo su grupo por más de treinta años. El liderazgo militar quedó en las manos de Francisco de la Matosa, esclavo originario de Angola que adoptó el nombre de su amo. 

Bajo una organización sin igual, Yanga y de la Matosa resistieron con tenacidad cada embate que los españoles enviaban para destruirlos. La naturaleza era su aliada, su hogar y su fortaleza. Los españoles jamás imaginaron tanta resistencia por parte de simples “esclavos”.

El ideal de libertad puede contra toda arma de fuego. Yanga y de la Matosa causaron fuertes pérdidas económicas a la corona española en materia de asaltos a haciendas y logística de tropas. La resiliencia venció. En 1609 los españoles decidieron negociar con Yanga para terminar el conflicto de una vez por todas.

Después de diversas discusiones, Yanga acordó con los españoles la libertad e independencia de grupos de esclavos fugitivos y/o rebeldes, algo nunca antes visto por parte de un hombre africano que fue esclavo.

Gracias a ese maravilloso acuerdo, en el año de 1640, surgió el pueblo de San Lorenzo, también conocido como “Negros libres” o “San Lorenzo de los negros”. Es el primer pueblo libre en América fundado por los que alguna vez fueron esclavos africanos. Todos los movimientos de independencia posteriores le deben algo al éxito de Yanga y de la Matosa.

La lucha de Yanga junto con su gente es el mejor ejemplo de la voluntad ante la adversidad. Tuvo que adaptarse en un territorio desconocido, moverse para sobrevivir y acostumbrarse al ritmo de la montaña y el bosque. En equipo, logró fundar un pueblo libre y en NOMAD eso es justo lo que queremos mostrarte.

La aventura fuera de la zona de confort y en comunidad, afila tus habilidades de supervivencia y pensamiento. Demuestra tu voluntad y persiste ante cualquier ataque, tal y como lo hizo Yanga tanto tiempo atrás.

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