Intensidad y efectos secundarios
Durante cinco años de mi vida le dediqué full time a un emprendimiento de mis primos. Un gran emprendimiento que hoy en día sigue alimentando saludablemente a muchas personas en la ciudad de México: “comebien.mx”.
Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que me hablaron del proyecto, mi mente dijo en ese instante: Eureka, aquí me quedo.
Es una súper idea y me gustan los retos, vamos a ayudar a muchas personas a que coman saludable.
Nunca imaginé el gran reto que sería levantar ese negocio. Tampoco imaginé cuánto sudor, lágrimas, peleas, momentos muy felices, momentos muy amargos, el abrazo del 100 (primera vez que en un día vendimos 100 comidas) y los miles de sentimientos y situaciones con las que, sin duda, podría escribir un libro completo de todo lo que viví en esos cinco años de la mano de ellos y tantas personas que pasaron por ahí.
Ningún MBA me iba a enseñar lo que viví ahí. Yo no tengo carrera universitaria y esta fue la mejor carrera que pude haber tenido.
Siempre he presumido la gran experiencia que viví en Come Bien. La presumo con mucho orgullo, ya que lo di todo de mí y aprendí demasiado pero, le di tanto de mí, que mi salud mental y física se dañaron y no me di cuenta hasta muy tarde.
Mentalmente ya venía con mucha carga emocional de mis vivencias en Monterrey pero esa es otra historia. Nunca supe comunicar mi cansancio, lo que pasaba en mi mente, mis emociones. Me sesgaba la emoción y pasión por encima de mí mismo.
Siempre me he considerado una persona intensa y apasionada pero allí superé mi límite.
Fue una mañana de julio del 2018 cuando me levanté de mi cama a mi horario de siempre, a las 4 am y dije: Tengo flojera de ir a la oficina.
Ahí fue cuando la duda entró en mi ser y desembocó en varios cuestionamientos. ¿Qué estoy haciendo en mi vida? Estoy gordo y trabajando en una empresa de comida saludable.
¿A dónde me estoy dirigiendo? ¿Ya casi van años? Tengo 25, quiero más, pero más sobre otro tipo de cosas. Sabía que había llegado a mi fin en Come Bien.
En cinco años siempre me había levantado con energía intensa por querer trabajar y mejorar procesos pero esa mañana fue diferente, lo sentí desde el fondo de mi ser.
Llegué 5:30 am a la oficina, escribí un correo a mis primos. Tres meses después estaba libre. ¿Libre de qué? ¿De mi carga emocional y mental? La cantidad de cosas que cargaba era impresionante.
Fui con una especialista a trabajar estos temas y dos años duré para poder desenterrar muchas cosas, meses después de renunciar me di cuenta que lo que más necesitaba eran vacaciones. Un tiempo para mí, para reflexionar y eso hice mientras viajaba tres meses por los Himalayas y luego tres meses por el viejo continente.
Esto es algo resumido pero por fin después de siete años lo pude poner en letras. A mis amigos más cercanos les conté esta y otras miles de historias. Pero, aquí, me gustaría compartir una reflexión de las cosas que aprendí después de esta experiencia intensa de cinco años.
Obviamente nada salió inmediatamente. Hoy, que estoy en otro emprendimiento, empecé a detectar patrones muy similares a los vividos hace años, tanto personales como profesionales que he podido detectar y estoy a tiempo de poder cambiarlos antes de que sea muy tarde. Abajo describo tres cosas de muchas que me llegaron a la mente. Quiero compartirlas.
Abajo describo tres cosas de muchas que me llegaron a la mente. Quiero compartirlas.
1-La pasión lo es todo pero hay que cuidarse a uno mismo.
Hay que darse el tiempo de poder reflexionar, analizar y también de no hacer nada, solo estar.
Siempre he sido del team darlo todo y ahí es en donde descuido mucho mi parte personal. Éste patrón lo veo mucho en los emprendedores, sin duda es algo que se debe de trabajar mucho.
Ese sentimiento de autodestrucción. Repito me encanta la intensidad pero nuestro cuerpo y mente tienen límites, una vez que se daña la salud, el problema ya está muy avanzado.
2-Aprender a comunicar.
Nuestra mente es un universo muy complejo. La gente no lee la mente, no sabe lo que sucede ahí adentro. Si siento algo, hay que saber cómo comunicarlo, expresarlo. Sino, todo se va acumulando y eventualmente explota.
¿Cómo hacerlo? estoy en eso, sin duda suena fácil pero hay personas que no desarrollaron esa parte de comunicación y es difícil. Preferimos guardar silencio y seguir, pero no, eso es justo lo que debemos de evitar.
Ya sea con un amigo, socio, familiar o profesional, hay que sacarlo.
Como dice Séneca “A menudo sufrimos más en nuestra imaginación, que en la realidad”.
Cuántos problemas y cuánta tranquilidad me he dado al decir las cosas como son, ha sido un camino largo y se sigue trabajando.
3-Disfrutar de los logros.
A veces nos es difícil reconocer cuánto hemos avanzado, darnos esa palmada en la espalda y decir: Bien logrado.
Al ser un perfil intenso, siempre quiero más y a veces llego a temas de un perfeccionamiento imposible. Aquello es justamente en lo que hoy en día trabajo y recomiendo mucho.
Cada día me levanto y digo: Bien logrado ayer, vamos por hoy.
Obvio, como director siempre pienso en el futuro y cómo crear esos puentes para que el equipo Nomad pueda transitar. Una o dos veces al día trato de aterrizar la mente y colocarme en el presente, respirar, analizar y seguir.
Estas tres cosas son algunas de las muchas que he aprendido. Tengo tantas cosas en la cabeza y quiero aprender a expresarlas en palabras y en letras. Poco a poco las iré soltando.
Creo que la mejor manera de madurar y crecer es analizando nuestro pasado. Ver qué cosas mantengo en mi vida y qué cosas elimino para seguir adelante.
Encontrar mi porqué y a donde me quiero dirigir, me ha dado mucha paz. Fueron años de reflexión, de filosofar, de escribir en mi diario, viajes, etc.. Si miro al pasado veo aprendizaje, si veo al presente, veo pasión y diversión y, si veo al futuro, veo algo muy prometedor.