Alpinismo, ¿tiene significado?

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Hoy en día si estás en el medio de la aventura y específicamente en alpinismo, te aseguro que no paras de escuchar: montañas saturadas, campamentos llenos de basura, el basurero más alto del mundo, helicópteros, récords de aquí y de allá, de pies a cabeza, ¿cantidad más no calidad? 

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Pero de igual manera, escuchas noticias que no te hacen sentido sobre alpinismo, difíciles de comprender, como cuando estás en la inmensidad de la montaña y escuchas voces. A lo que me refiero con esto pues, ni más ni menos, que a los grandes exploradores de nuestros tiempos. Creemos que ya no existen pero sin duda están ahí, sin ningún reflector, abriendo rutas, haciendo de lo imposible posible. 

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Desgraciadamente, muchos ya no están con nosotros pero ese es el precio de ser los primeros en intentar dejar un legado de exploración, un legado sobrehumano. Estas aventuras son donde el humano y la naturaleza se unen y se hacen uno mismo.

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Al maestro de montaña solo le importa subir

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Personalmente yo inicie en la aventura desde muy pequeño, la curiosidad de qué hay más allá sigue presente hasta hoy en día. Mucha de mi enseñanza alpina fue de grandes personas, de un medio muy clásico y puro en donde los récords son inútiles. Para aquellos maestros, subir montañas era en sí uno de los encuentros más puros del humano con la naturaleza. 

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Así como otros lo ven en otro tipos de aventuras. Mi mentalidad y acercamiento siempre fue un alpinismo clásico, es decir, prepararse a un grado tal para saber gestionar el riesgo, ser independiente en terrenos agrestes y complementarlo con la multidisciplina, tanto técnica como física (escalada en roca, escalada en hielo, correr, nadar,, meteorología, primeros auxilios, etc). Todo esto sabía que me haría una persona capaz de lograr lo que fuese por el hecho de siempre estar practicando y aprendiendo las nuevas técnicas conforme iban apareciendo.

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¿Es válido el alpinismo turístico?

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No fue hasta que me invitaron a guiar por primera vez que todo se puso en práctica. Yo tenía mucho miedo, estaba seguro de lo que iba a hacer pero ¿cuidar a alguien más? ¿A esta persona le interesa el alpinismo? ¿Sabe algo de historia del alpinismo, de esta montaña o solo se encuentra aquí porque está de moda y quiere la foto? Muchos de estos cuestionamientos siempre me los hacía. 

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Durante un año fui guía auxiliar hasta que empecé a liderar salidas, ya con mucha práctica y cursos encima. Después de un tiempo y varias cimas en montaña con clientes, me di cuenta que la montaña y la naturaleza son de todos ¿Por qué solo los que saben pueden subir?¿Por qué discriminar a los que no son puristas/clásicos? 

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Obviamente sé que hay terrenos que también superan incluso mi nivel y en donde una persona sin experiencia no podría acceder. Todos iniciamos sin saber, motivados por subir a la cima y ver qué se siente, exigir y dar todo de uno mismo, vivir la experiencia, generar catarsis ¿Por qué eximir  a los neófitos? 

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Catarsis en la cima

Esa era una lucha constante en mi interior hasta que comprendí que está bien que todos quieran subir a la cima de una montaña con tal de vivir solo dicha experiencia, generar contenido, tomar una selfie, etc. Comprendí que hay montañismo/alpinismo turístico. Poco a poco empecé a emocionarme por subir gente y verla llorar, ver como se superan a sí mismos. 

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Quería que vieran lo que había visto, los colores, que sintieran lo que había sentido, el frío y congelamiento, que al llegar de regreso al campamento base dijeran: ¡Se logró, se logró! con lágrimas en los ojos, porque recordemos que la cima es la mitad del camino. Me di cuenta que nosotros como guías podíamos ser ese puente para que ellos lograran objetivos alpinos.

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Hoy en día me sigo topando con muchos montañistas que critican a los turistas y entiendo su punto de vista pero hoy en día lo veo totalmente diferente. En lo que siempre estaré firme es en los términos claros, son y siempre serán, parte del alpinismo turístico. Hasta que no se hagan independientes y adquieran las técnicas para la autosuficiencia para poder emprender viajes de exploración de manera autónoma. Los récords que lleguen a romper no me interesan mucho. 

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Sin duda, las nuevas rutas y repeticiones de rutas técnicas de los alpinistas clásicos siempre estarán enfrente del escenario y serán recordados en los libros para siempre. Su legado perdura, ya que todos saben que para haber logrado eso, se requiere de disciplina, constancia de años y mucho valor. La mayoría de las veces se trata de tentar a la misma muerte, son los grandes conquistadores de lo inútil diría Lionel Terray.

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Podría enlistar grandes alpinistas clásicos del pasado, vivos, muertos y actuales, y los verdaderos amantes del alpinismo pondrían una cara de asombro al pronunciar su nombre. De igual manera, podría mencionar a varios alpinistas turísticos con récords que te vuelan la cabeza pero será difícil verlos en papel o mencionados en un libro. Como he dicho, no es que esos récords sean menores pero no es algo nuevo. Sin duda es de resistencia y mucha resiliencia pero innovador no es.

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Masificación de alta montaña

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La controversia ha estado desde hace unos años y seguirá siempre. La masificación de las montañas y los lugares de naturaleza es inevitable. Puede que sea porque somos ya muchos en este planeta o porque las redes sociales ponen de moda lugares o porque la tecnología ha avanzado mucho y se ha vuelto más accesible. Hay varios factores que influyen en esto pero detrás de todo siempre habrá el lado oscuro: trampas, mentiras, contaminación, embotellamientos y muertes.

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Muchos países siempre han tenido esta cultura de los parques nacionales y de cuidar sus montañas pero son contados versus los que no. Desgraciadamente, las montañas e instalaciones creadas por el humano no estaban listas para esta masificación, lo que ha traído mucha destrucción ambiental y contaminación. No solo de basura y plástico sino que también de casas de campaña abandonadas y heces humanas que se quedan arriba contaminando los glaciares. Tampoco se creó un plan ambiental para poder atender aquello. 

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No me quiero ir lejos, veamos nuestras montañas mexicanas, el Pico de Orizaba, Iztaccihuatl, Malinche, etc no hay instalaciones óptimas en estos parques. Cada vez hay más montañas llenas de basura, no hay una coordinación de agencias. Parece que el parque y las agencias están peleados. Los temas ambientales son secundarios para más del 90% de las empresas que operan y los alrededores de cada montaña sufren descontroladamente de tala inmoderada, pastoreo y caza. Todos saben de esto pero muy pocos contribuyen a tal grado que parece no haber vuelta atrás.

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Aventura con impacto, ¿ecoturismo?

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Al crear Nomad Adventures junto con mi socio, siempre pensamos en cómo poder dejar un impacto positivo cada vez que entráramos a un parque o una zona natural. Nos hemos topado con muchas pero muchas trabas e ineficiencias que han complicado mucho dejar un impacto positivo, es por eso que decidimos aliarnos con Reforestacción AC, quienes nos han impresionado con el gran impacto que han dejado en varias zonas. 

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Solamente entrando al Parque Nacional Pico de Orizaba, la emoción fue grande, ya que siempre ha sido un objetivo poder ayudar a este parque y ahí vamos, un paso a la vez. Con cada salida de Nomad donamos el 1% del ingreso y además en especie con contenido audiovisual. Ayudamos en lo que se pueda con tal de generar el mayor impacto positivo posible. 

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Suena poco pero nunca vamos a parar y año con año iremos apoyando y creando un sistema para que cada experiencia que vivas con Nomad Adventures genere un impacto verde y de conservación por el ambiente. Esto, a tal grado, que por participar y aventurarte con nosotros estarás no solo dejando un legado en ti mismo sino que un legado en el planeta.

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Ésta problemática ambiental, de basura y embotellamientos es, sin duda, la causa número uno de porqué la pelea constante entre alpinismo clásico vs el alpinismo turístico. Las montañas sagradas dejaron de ser esos templos en donde una predicaba su espiritualidad. Está de nuestro lado educar a los turistas, enseñarles con el ejemplo y sin duda trabajar en conjunto con el gobierno y asociaciones civiles para lograr lo mejor para nuestras montañas.

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Quiero terminar esto con una frase de un gran alpinista Anatoli Boukreev: “Las montañas no son estadios donde realizo mi ambición de lograr algo, son las catedrales donde practico mi religión... Voy a ellas como los humanos van a adorar. Desde sus elevadas cumbres veo mi pasado, sueño con el futuro y, con una agudeza inusual, puedo experimentar el momento presente... mi visión se aclara, mis fuerzas se renuevan. En las montañas celebro la creación. En cada viaje renazco”

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Nunca olvidemos que las montañas son lugares especiales para los humanos desde hace miles de años. Disfrutemos de ellas, cuidemos sus terrenos y recuerden que la cima es la mitad del camino.

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